domingo, 15 de noviembre de 2009

El Chip Prodigioso

Año 2009, más de 2000 personas se mueven por el mundo con un chip implantado en su cuerpo. Cuando van al hospital, una máquina les registra y automáticamente su historial clínico se hace visible para los médicos. Ahora, más que nunca, la realidad supera a la ficción.


En México, más de mil pacientes llevan el chip para luchar contra los secuestros extorsivos y la Secretaría de Justicia usa esta tecnología para identificar a sus empleados. En España una discoteca de Barcelona los ha implantado en sus clientes VIP.

Parece una realidad futurista pero, en este caso, toda similitud con algunas películas de ciencia ficción, con los libros de George Orwell o de Huxley, no es mera coincidencia.

Todo comenzó en 2004, cuando una empresa norteamericana, que desarrollaba micro chips para mascotas, decidió dar el salto a la implantación de chips en humanos. En marzo de ese mismo año, la Food & Drug Administration de los Estados Unidos aprobó el proyecto para su comercialización.

La empresa en cuestión es VeriChip Corporation (desde el 10 de noviembre de 2009, Positive ID), filial de Applied Digital Solutions y en 2007, alrededor de 2000 personas ya tenían implantada una cápsula, del tamaño de un grano de arroz, en su brazo derecho. Según la propia empresa su uso principal responde a fines sanitarios.

Las ventajas de tener un chip implantado en el cuerpo son numerosas, especialmente para los pacientes enfermos de Alzhéimer. Gracias a la información almacenada los médicos conocerían todos los datos relevantes que los pacientes no recuerdan. También las personas alérgicas serían tratadas correctamente sin riesgo para su salud cuando no pudiesen avisar de su alergia.

¿Qué me dicen de la seguridad? Muchas de las personas secuestradas serían fácilmente encontradas e identificadas llevando simples chips en su brazo. Para las labores de rescate y operaciones de riesgo, policías y bomberos serían localizados de forma rápida. Incluso podría convertirse en el sistema más eficaz a la hora de cumplir una orden de alejamiento.

¿Les he convencido? ¿Se pondrían un chip de radio frecuencia?

Analicemos ahora la cuestión desde otro punto de vista. De momento el uso principal de esta tecnología es el sanitario. Pero hay quienes no dudan en emplearlo en labores de seguridad y defensa. Y en una época donde la seguridad nacional está por encima de la privacidad no sería extraño que, una vez aceptado y generalizado su uso médico, las autoridades se aprovecharan del invento.

Un simple lector de chips instalado en las entradas de edificios o en los aeropuertos, pondría al corriente de nuestra vida privada a quienes ni siquiera conocemos. Nuestros pasos serían seguidos de cerca en todo momento pues, por supuesto, el chip no puede ser desconectado. Y eso por no hablar de los peligros de los nuevos hackers, que si no tuvieran suficiente con robar datos de tarjetas de crédito, ahora podrían suplantarnos la identidad.

¿Y ahora? ¿Se implantarían el microchip?

Hay quien piensa que lo que unos creen una mejora de la calidad de vida es un grave atentado contra la privacidad. Este invento, que ya lleva en el mercado unos cuantos años, no ha generado aún el debate que se merece. Por lo menos, y de momento, quien lo lleva es por voluntad propia.

1 comentario:

  1. Yo me sumo a los de "we the people will not be chipped", ¡qué miedo que te tengan tan controlado! Me gusta como juegas con el público, convenciéndoles y desconvenciéndoles :)

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